¿El mercado es necesariamente cruel?
domingo, octubre 01, 2006

Pocas frases han generado tantas repercusiones y reacciones como la pronunciada por Don Patricio Aylwin en los albores de su mandato: "El mercado es cruel".
La significación de las palabras del Ex-Presidente de la Republica es clara y contundente: Nadie puede permanecer inmóvil frente a los dramas sociales generados por el sistema económico-social instaurado durante el Régimen Militar.
En alguna medida puede afirmarse que esa breve frase pudo resumir con maestría el "ethos" de la Concertación como coalición política: El modelo heredado de la Dictadura debía ser enmendado para hacer posible que todos los chilenos accediesen en forma equitativa a los beneficios del crecimiento económico.
Sin perjuicio de las consideraciones anteriores, estimo necesario reparar en un aspecto de la frase que hemos venido analizando y que, a mi juicio, se ha prestado para una serie de malentendidos.
El mercado es un instrumento económico, y como tal, no puede ser cruel per se. El mercado, como medio de asignación de recursos escasos en sociedades complejas, solo puede ser cruel en la medida en que olvidamos que el ejercicio de la libertad supone la convergencia de una serie de condiciones que la hacen posible.
Cuando omitimos reparar en este aspecto vital, suponiendo en forma ilusa e ingenua que todos los agentes sociales concurren a ejercer su libertad mercantil dotados de una idéntica capacidad de negociación, inexorablemente obtendremos un mercado cruel que hace posible el abuso de los más poderosos en desmedro de los más débiles, pequeños y desinformados. La libertad de los desiguales se traduce en la tiranía del mas fuerte.
En cambio, cuando somos concientes de la existencia de aspectos condicionantes de la libertad con la que los agentes económicos se desenvuelven en el mercado, podemos intervenir en las variables económico-sociales que hacen posible los abusos de los agentes más poderosos o preparados sobre los más pequeños y débiles, siendo posible de esta forma que todos tengan acceso a los conocidos beneficios del mercado como medio de asignación de recursos: Creación de riqueza, asignación eficiente del bienestar, estimulo a la innovación, libre elección de los bienes y servicios adquiribles, incentivo a la calidad. Concisamente, la ley se encarga de colocar en un plano de igualdad a los inicialmente desiguales, haciendo posible el ejercicio real de la libertad mercantil.
Dadas estas circunstancias, el mercado deja de ser un instrumento cruel e incompatible con un proyecto humanista cristiano de sociedad, para convertirse en una herramienta valida y compatible con una sociedad personalista y comunitaria al hacer posible el ejercicio de la libertad de las personas y el desarrollo de sus potencialidades.
Atendido lo anterior, los partidos y gobiernos humanistas cristianos no han de posicionarse frente al mercado cargando con el prejuicio de su eventual crueldad, sino que deben hacer lo que sea necesario para crear las condiciones que hagan posible que los agentes lleven adelante sus transacciones mercantiles en un pie de igualdad.

¿En que se traduce esto?:

  • En la introducción de regulaciones económicas claras allí donde sea necesario, impuestas por organismos reguladores dotados de medios económicos suficientes y de personal altamente calificado.
  • En la dictacion de una adecuada normativa de defensa de la libre competencia y de protección al consumidor.
  • En el incentivo y protección de las pequeñas y medianas empresas.
  • En el estimulo a la formación de cooperativas / comunidades de pequeños agricultores, industriales o artesanos.
  • En el control de algunas relaciones contractuales por medio de la introducción de "contratos dirigidos".
  • En el amparo y capacitación de las organizaciones gremiales.
  • En la promoción popular, concretada en el fortalecimiento de las juntas de vecinos, asociaciones de consumidores, centros culturales, etc.
  • En la protección del medio ambiente.
  • En la imposición del servicio universal en los sectores regulados de utilidad pública.
  • En la difusión de las tecnologías de la información y la alfabetización digital.
  • En las políticas anti-discriminación.
  • En las exenciones tributarias a los sectores más débiles de nuestra sociedad, etc...

En definitiva, en la consolidación de un modelo de Economía Social, en el que el mercado deja de ser sinónimo de crueldad y desigualdad y pasa a convertirse en instrumento de desarrollo personal y social.
No tengo muy claro si esto es lo que algunos insinúan al hablar de "corregir el modelo". Por mi parte, creo que más que "enmendar" el modelo que "heredamos" de la Dictadura y los Chicago Boys, es preciso consolidar este otro modelo, cuyas bases epistemológicas y filosóficas son profundamente distintas e incluso antagónicas.

José Luis Corvalán
Estudiante de Derecho
Universidad de Chile
DCU

 
posteado por Jose Corvalán a las 5:28 p. m. | Permalink |


1 Comments:


At 4:46 p. m., octubre 13, 2006, Blogger Héctor Valladares

Me gustaría hacer algunas acotaciones a lo que José Luis nos invita a discurrir:

En primer lugar creo que desde el punto de vista político resulta imprescindible que se genere un consenso en torno a la valoración del actual sistema económico imperante. Aylwin haciendo eco de las esperanzas de los concertacionistas de cambiar con el modelo establecido por los Chicago Boys que, al amparo de los fusiles militares, establecen las bases del sistema de libre mercado con escasas barreras y pocas herramientas de control por parte del estado como ente regulador. En el libro el pensamiento Político de Jaime Guzmán, escrito por el filósofo Canadiense Renato Cristi, se muestra una de las facetas más interesantes de todo este proceso. Guzmán, que es el paladín de la Constitución del 80 recibe una inesperada visita desde Europa. Von Hayek es recibido por la Universidad Católica en el marco de unas conferencias y Guzmán parece ser el guía personal de este mientras dura su estancia en Chile. A propósito de esta influencia, Cristi, señala que existe un giro en la concepción de Guzmán respecto de cual sería el futuro de Chile. En el seno del gobierno militar se estaba dando una lucha subrepticia entre dos corrientes o formas de establecer la nueva sociedad. Una de ellas era el proyecto Nacionalista de algunos miembros de las fuerzas armadas y, el otro, el proyecto neo liberal que finalmente se termina imponiendo (mayor documentación ver Sofía Correa). Resuelto esto se da aplicación al modelo a partir de la década de los 80. Los partidos o grupos políticos que posteriormente se van a aglutinar en la concertación desarrollan un discurso contrario a esta forma de gobierno, logrando convencer a la gran mayoría de los Chilenos que querían el cambio y la vuelta a la democracia.

¿Pero que fue lo que ocurrió?

Cuando la concertación se instala en el poder en los 90, se condensan en el triunfo de esta, todas las expectativas de la ciudadanía que de una u otra manera han participado en este proceso de recuperación y re-estructuración. La concertación tiene la gran tarea y a la vez el gran problema de cumplir con un proyecto político extremadamente ambicioso, y los más avezados políticos de la época (elija usted el que más le guste o su familiar preferido) saben que no va a ser posible dejar a todos contentos por lo que va a ser necesario contener esto. Y entonces se encuentra el argumento perfecto que dice más o menos así: "el gobierno está haciendo lo posible para devolver las instituciones democráticas al pueblo de Chile pero nos estamos instalando todavía". Y entonces ya no fue necesaria más explicación. La actual izquierda extra parlamentaria le achaca a la concertación de haber desarticulado la fuerza social del movimiento de los 90 al no haber hecho los cambios prometidos. Aquí es precisamente donde está el mayor problema.

Si bien había que establecer prioridades para la nueva época, para el nuevo gobierno democrático, ¿Cuales fueron?

Algunos, la mayoría intelectuales ligados a la izquierda extraparlamentaria y uno que otro concertacionista alejado del poder, responden que la prioridad de la concertación fue acomodarse en el poder y que casos excepcionales son los que salvan el período, principalmente el esfuerzo de algunos grupos que se aglutinaban en Ministerios importantes. Pero esta clase de respuesta afectaría la identidad de los que nos sentimos parte de la concertación, un poco molestos, pero finalmente parte. Concediendoles a modo de respuesta a los defensores absolutos de lo hecho se plantea que en esta crítica no se considera la compleja relación con los militares y las fuerzas armadas aun reacias a aceptar el nuevo orden constitucional. Pero este argumento solo sirve hasta el año 1994 cuando sale pinochet y se desarticula su poder con el resto de los jefes castrenses y la jubilación anticipada de algunos miembros del poder judicial (que salen cobrando a una jugosa indemnización), pero que permite renovar parte de la alta magistratura. Pero la cosa no es tan simple.

¿Que fue lo que llevó finalmente a los gobiernos de la concertación a mantener el modelo de mercado tal como lo conocemos?

Creo que los que realmente tomaron las decisiones políticas (y digo decisiones políticas a las que tienen que ver con la visión de estado y de sociedad, no a las camarillas formadas para sacar del camino a compañeros de partido, eso lo puede hacer cualquiera) tenían en mente el siguiente escenario. En todo el mundo y especialmente latinoamérica estaba ganando la democracia y junto con esta el sistema de libre mercado. Entonces, el dilema que se les generó era el siguiente: ¿por qué si en los países socialdemócratas donde los líderes de la concertación viven su exilio está ganando la apertura de los mercados, la integración política a partir de la integración económica (ver el caso de la comunidad Europea) nosotros, un país del tercer mundo, vamos a tomar opciones distintas al primer mundo?. Creo que este es el pecado capital de la concertación. Y de la desidia y titubeo en materia de acción finalmente se termina legitimando el sistema actual (sin considerar que la opción de las social democracias europeas se abren al mercado con un fuerte y desarrollado estado de bienestar, infinitamente alejado de la realidad Chilena).

Para mi como concertacionista "adoptado" (esto en contraposición al concertacionista de cuna que parece mirar con mayor admiración toda la obra política de los 90 en adelante, sin perjuicio que este embarazo tienda a desaparecer con las críticas que algunos de los políticos viejos empiezan a formular) creo que es indispensable recuperar el espíritu ciudadano de los orígenes de la concertación.

¿Pero cuales son las consecuencias de esta recuperación?

Para un demócrata cristiano son los momentos de participación social pero también los valores de esa sociedad cívica. Esa, de pasada lo digo, es principalmente la razón por la que soy demócrata cristiano. Quizás el ser un DC del tipo “adoptado” me permite creer que lo más importante de este pensamiento político esta en una forma de ver la vida común que comparece en el espacio de lo público con el resto de las formas de ver la vida, pero por con una diferencia, no da lo mismo cualquier forma de valorar la sociedad. Y que esa valoración de lo común no es la consecuencia de procesos históricos necesarios donde sus actores (los ciudadanos) están determinados por una estructura mental que los limita a entender el proceso social como la consecuencia necesaria de las condiciones económicas dominantes. Porque creo que participamos de manera autónoma de la valoración de nuestra forma de vida, no determinados por estructuras económicas fundamentales, es que soy humanista cristiano y no de izquierda marxista (que es la izquierda seria y que tiene un proyecto detrás ya que resulta difícil y por lo demás innecesario refutar "sencibilidades" de izquierda, esta es una tarea de la sicología más que de crítica política).

Por esto creo que si pusiéramos más atención a estas cosas nos olvidaríamos del problema de identidad que tiene actualmente la Democracia Cristiana en el mundo.

Para Chile, volver al momento democrático original implica criticar el modelo económico legitimado. Modelo que como creación humana si es cruel per se. Porque precisamente, como medio organizado por una racionalidad conforme a fines, si es criticable y denostarle desde la valoración individual y colectiva y, por tanto, también política. Maritain (ver el hombre y el estado y escritos políticos) decía que los medios son parte esencial de la consecución de fines y la economía, como medio, me parece inidónea para la consecución de los valores democrático constitucionales de la igualdad y libertad (que por lo menos para mí es más importante que el valor relativo del crecimiento económico).

Creo que la consecuencia necesaria es la rectificación del modelo económico, que va más allá de una idea de un grupo partidario, debe ser parte de la recuperación del espíritu democrático de los 90. Una rectificación a partir de los valores de la humanidad que se entristece, pero luego se enfada, por el dolor de los que menos tienen y más sufren y porque este país termina con la esperanza de los más talentosos de desarrollar sus capacidades al entregar una pobre educación.


Héctor Valladares Vargas
Demócrata Cristiano
Facultad de Derecho Universidad de Chile